Cerca de 30.000 personas regresan a diario a territorio ucraniano después de tener que abandonar el país a consecuencia de la invasión rusa, iniciada a finales de febrero.
Así lo ha trasladado la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés), en base a informaciones ofrecidas por el Servicio Estatal de Guardia de Fronteras.
Después de casi dos meses desde el inicio de la guerra, más de 870.000 civiles han regresado a Ucrania, país que ahora preocupa a las organizaciones humanitarias por el deterioro de la seguridad alimentaria.
«Esta cifra significativa sugiere que la migración de regreso a Ucrania podría seguir aumentando, creando potencialmente nuevos desafíos para la respuesta humanitaria, ya que las personas necesitarán apoyo para reintegrarse en sus comunidades o encontrar comunidades de acogida adecuadas», ha incidido el organismo de Naciones Unidas.
Se estima que en el interior del país europeo hay unos doce millones de personas con necesidades humanitarias, de los cuales tan solo 2,1 millones ha recibido la atención requerida. En estas, la ONU ha redoblado su llamamiento para lograr financiación económica por valor de unos 1.100 millones de dólares –más de 1.015 millones de euros–, de los cuales por el momento se han recolectado en torno al 64 por ciento.
Pese a que hace ya varias jornadas que Moscú anunció el repliegue de sus tropas, los combates ahora se han intensificado en zonas del sur y el este. Además, las tropas rusas han dejado tras de sí miles de kilómetros cuadrados –unos 300.000, casi la mitad del territorio ucraniano– sembrados con minas.
TRABAJADORES HUMANITARIOS ASESINADOS
Por otro lado, la OCHA ha lamentado también la muerte de dos trabajadores humanitarios, junto con parte de sus familias, en el este de la región de Donetsk, cerca de la frontera con Rusia, tras un ataque con un tanque al edificio en el que se ubicaba su oficina.
En un comunicado, el Coordinador de Ayuda de Emergencia de la ONU, Martin Griffiths , ha afirmado estar «profundamente entristecido» por la noticia y ha trasladado a las familias de las víctimas sus «más sentidas condolencias».
«Este evento profundamente trágico e inaceptable es solo un ejemplo de las horribles consecuencias de esta guerra para los civiles, incluidos los trabajadores humanitarios», ha añadido Griffiths. «Esto debe parar», ha aseverado.