Las serias conversaciones sobre guerras comerciales y la desaceleración de la economía mundial que se desarrollan este fin de semana en Washington tuvieron una inesperada interrupción el sábado con «Baby Shark», el hit musical sobre una familia de tiburones.
En una conferencia de prensa al término de las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, un periodista en la primera fila recibió una llamada telefónica, y el tono de su celular no era otro que la pegadiza canción infantil.
En medio de una carcajada, la jefa del FMI, Kristalina Georgieva, continuó sus comentarios lanzando apenas una mirada al ofensivo teléfono móvil.
«Baby Shark», una pesadilla para padres y maestros en todo el mundo, se volvió viral a principios de año, impulsada por el frenesí de su baile y un video hipnóticamente colorido.
La molesta melodía, que entró en el ranking Billboard y su video fue reproducido millones de veces en YouTube, llegó a ser usada en West Palm Beach, Florida, para tratar de disuadir a las personas sin hogar de congregarse en un área pública.