- Muchas veces se antepone al espectáculo del fútbol el resultado. Ese no era el caso de la selección brasileña en 1982, cuando deslumbraron con su juego deslumbrante, que además llegó acompañado de resultados y la Copa.
«Prefiero perder jugando al fútbol bonito que ganar jugando mal».
Si alguna vez una declaración definió a un equipo, fue ésta de Tele Santana, el hombre que dirigía a la querida clase brasileña de 1982.
El equipo de Santana no ganó, por supuesto, pero cumplió con creces las palabras de su entrenador. El fútbol que desplegaron fue tan bonito que sigue siendo uno de los equipos más célebres de la historia del deporte rey.
Pep Guardiola la ha descrito como «la selección más maravillosa que ha existido nunca», y no es el único que opina así.
Los rivales también estaban asombrados. Alan Rough, el guardameta escocés derrotado cuatro veces por el equipo de Santana durante la fase de grupos en España, demostró que «nunca parecían marcar un gol normal». «Los toques, los uno-dos, los regates… tenían tanta clase que era increíble», añadió Rough. «No sé si fueron el mejor equipo de la historia, pero nadie ha jugado al fútbol como ellos».
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Falcao, una de las estrellas de aquel equipo hechizante, atribuye su inimitable estilo al propio Santana. «Él quería que jugáramos de forma intuitiva y no sistemática», dijo la entonces estrella del Roma. «Nos daba libertad para hacer lo que quisiéramos. Siempre quiso que diéramos un espectáculo».
El resultado, según Falcao, fue el más raro de los animales: una selección brasileña alabada tras no volver con el trofeo de la Copa del Mundo.
«En todo el tiempo que llevo cubriendo el fútbol como jugador, entrenador y periodista, nunca he conocido a otro equipo, por muy bien que jugara, que no recibiera algún tipo de crítica. Siempre hay algo», reflexionó. «Pero nadie, nadie dijo una palabra contra nosotros. Y es porque realmente jugamos un fútbol muy bonito».